
Áspera seda de la muerte
XXI Premio Ciudad de Badajoz.

La escritura de esta novela ha sido itinerante
Ha incluido «retiros», más o menos periódicos, que han favorecido su gestación. De ahí mi agradecimiento a todo el personal que me ha ayudado a tener el tiempo y la calma suficiente en los distintos lugares de peregrinaje: Casa Adriano en Alanís, La Posada del Infante en La Puebla de los Infantes, La Posada de San Marcos en Alájar, La Posada de Valdezufre y La Casa Grande en Arcos de la Frontera. Todos ellos, sitios totalmente recomendables. Sin olvidar la generosidad de mis entrañables amigos Juan Carlos Sanz y Chon Blázquez que me cedieron su casa en Crespos (Ávila) donde escribí los capítulos finales de esta novela.
Escribir es un oficio que está lleno de riesgos.
Esta itinerancia, en la que el autor se tornaba en forastero, ha tenido su propia ficción, su propia novela. Sin entrar en muchos detalles, baste mencionar la confusión de este humilde escribidor con un inspector de Hacienda o los inocentes «buenos días» cruzados con un pacífico anciano que en su juventud reventaba las cajas fuertes, en pleno campo, atracadas en los bancos. Escribir es un oficio que está lleno de riesgos.
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Áspera seda de la muerte
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